Información general
Es de todos conocido que la protección de cualquier superficie metálica está directamente relacionada con la limpieza de la misma; por ejemplo, actualmente no se le ocurre a nadie realizar un revestimiento ya sea metálico (cincado, cromado, etc.), ya sea con pinturas, sin un decapado previo de las superficies a proteger. El mismo concepto y rigurosidad debemos adoptar a la hora de proteger cualquier tipo de circuito, teniendo presente que las dificultades serán muy superiores, habida cuenta que las inspecciones visuales posibles son escasas y no necesariamente representativas. Téngase presente que allí donde existan depósitos, independientemente de la naturaleza de éstos, son previsibles problemas de corrosión y taponamientos. Por lo tanto, será inútil que nos esforcemos en llevar a cabo un buen programa de tratamiento si éste lo empleamos en circuitos que no están en condiciones de recibirlo.
Dada la importancia de la limpieza de los circuitos, es imprescindible evitar que éstos se ensucien, para lo cual se recomienda la instalación de filtros y utilizar el adecuado tratamiento. Ahora bien, si un circuito debe ponerse en marcha por primera vez o bien está sucio, debe limpiarse lo antes posible, recomendándose para cada caso la forma de limpieza más adecuada. A título orientativo, podemos considerar que será necesario efectuar una limpieza en los siguientes casos:
Cuando se desea iniciar o sustituir el tratamiento en un circuito que lleva tiempo funcionando sin tratar o bien con los resultados no satisfactorios.
Cuando se detectan problemas de depósitos, incrustaciones o corrosión en cualquier circuito con tratamiento.
En caso de fuerte contaminación bacteriana, acompañada o no de corrosión o taponamientos.
En circuitos nuevos que se llenan por primera vez. Esta limpieza tiene por objeto preparar las superficies para el tratamiento, eliminando del circuito todas las materias extrañas que de forma accidental e inevitable se introducen en él durante el montaje, y eliminar cualquier contaminación bacteriana que pueda haberse desarrollado, así como aceites, grasas y cuerpos extraños.
El equipo debe ser inspeccionado con el fin de determinar donde es esencial efectuar la limpieza y qué procedimiento debe ser efectuado.
Es necesario inspeccionar para determinar la presencia de aceites, grasas, productos de corrosión y otras barreras que puedan interferir en la formación de filmes protectores durante la etapa de acondicionamiento.
El tipo de limpieza dependerá de las condiciones del circuito, posibilidad de parar el sistema, y otros factores.
Es muy importante conocer el tipo de metales que forman el circuito.
Si existe más de un tipo de metal en el circuito, es necesario tomar consideraciones especiales que prevengan las posibles subsecuentes corrosiones.